Montenegro constituye la sexta y última fundación desarrollada en el territorio del actual departamento del Quindío, durante el siglo XIX. Dicho proceso fundacional estuvo caracterizado por las mejoras que comunitariamente se fueron realizando para adaptar el feraz paisaje a las necesidades vitales de los nuevos habitantes. La guaquería jugaba un papel importante como atractivo de las tierras montenegrinas, porque era famosa la proliferación de tumbas dejadas por los distintos grupos originarios que poblaron la región antes de la llegada de los españoles. Esa fue una de las razones por las que muchos antioqueños se fueron estableciendo en la zona antes de la fundación propiamente dicha. Obviamente esos pobladores requerían diferentes insumos para su vida cotidiana y se fue haciendo palpable la necesidad de tener un lugar más cercano que los mercados de Salento y Filandia para aprovisionarse de lo necesario.

Parque de Montenegro – 1919
Son nombres fundamentales en el surgimiento de Montenegro los de los señores Isaías González, quien sentó las bases de la mejora de La Arabia, Miguel Duque quien abrió la mejora de La Esmeralda; don José Peláez, quien a su vez se asentó en la finca Risaralda. El padre Ismael Valencia jugó un papel crucial desde su ministerio espiritual, como también lo hicieron David Ceballos, Francisco Tulio Sánchez, Marcelino Giraldo, Pascual Mejía, Nicolás Cadena y su esposa Saturnina Aguado, quienes en su mayoría eran procedentes de Antioquia y Cartago. Todos ellos buscaron tierra, hicieron mejoras, generaron cultivos y establecieron incipientes mercados.

Plaza de Montenegro – 1928
La fundación de Montenegro se gestó desde 1885 y se formalizó el 19 de octubre de 1890. En el año de 1897 la población fue erigida corregimiento de Filandia con el nombre de Villa Quindío; después fue incorporado a Circasia, pero regresó nuevamente a la jurisdicción de Filandia y en 1904 recuperó el nombre oficial de Montenegro por el que la comunidad lo había identificado siempre. La población fue desarrollando un interesante mercado agrícola, gracias al cual era notorio su progreso y consolidación económica y política. Esto posibilitó que a través de la Ordenanza N° 14, expedida por la Asamblea Departamental de Caldas, en abril 4 de 1911 se creara el municipio de Montenegro, que comenzó a funcionar administrativamente a partir del 1º de julio de dicho año.

Plaza de Montenegro – 1932
Además de tabaco, cacao, maíz, plátano y caña de azúcar, en Montenegro a partir de la última década del siglo XIX se comenzó a sembrar café. El cultivo del café propició la valorización de las vertientes y generó nuevas vías de comunicación además de la infraestructura necesaria para sustentar el fuerte mercado regional que se fue consolidando. Los buenos resultados del trabajo familiar en las pequeñas y medianas parcelas, fueron fortaleciendo una industria que ha tenido que batallar año tras año con las duras condiciones del mercado y los avatares climáticos y sociales.

Panorámica de Montenegro captada desde Cementerio Libre.
Desde otra perspectiva, alrededor del café se fue generando una cultura rica en bienes y manifestaciones culturales, que utilizó la guadua y el bahareque embutido para construir la estructura rural necesaria en el beneficio del grano, y las viviendas del casco urbano que enorgullecían a las familias. Las noches se poblaban con los mitos y leyendas traídos por los colonizadores desde sus lugares de origen y las mujeres proveían con sus huertas, los elementos necesarios para nutrir a la familia y tratar dolencias cotidianas, aportando además a la economía doméstica a través de la cría de gallinas y cerdos.




