Salento, el municipio más antiguo del Quindío, tiene una historia rica y diversa. En 1830, Simón Bolívar transitó por el Camino del Quindío, pasando la noche en una casa de paja en la actual vereda Boquía. Reconociendo la importancia de este camino, Bolívar ordenó su rehabilitación y la apertura de peajes para su sustenimiento. Este mismo camino fue recorrido por científicos como Alexander Von Humboldt y Aimé Bonpland, quienes exploraron la flora y fauna de la región.

En 1842, el presidente Pedro Alcántara Herrán creó una Colonia Penal en el Valle de Boquía, donde llegaban prisioneros de diferentes regiones. Estos prisioneros contribuyeron al mantenimiento del Camino del Quindío. A lo largo del tiempo, la aldea de Boquía se estableció, y en 1849, se realizó la primera misa en el Alto del Roble, fundando así la primera parroquia.
Años más tarde, entre 1863 y 1865, los habitantes de la aldea de Boquía decidieron trasladar la población al sitio denominado Barcinales (el actual casco urbano). El nombre se debió a un árbol nativo que existía en esa época. En Boquía, los desbordamientos frecuentes de la quebrada Boquía y del río Quindío causaban inundaciones y daños en viviendas y cultivos. Finalmente, en septiembre de 1865, se nombró la Junta Administrativa para el nuevo poblado, que cambió su nombre al de Villa de Nueva Salento por sugerencia del señor Ramón Elías Palau, el primer administrador de la zona, designado por los jefes de Cartago y Popayán. Palau eligió este nombre en recuerdo de la próspera ciudad de Salento en Creta, fundada por el rey Idomeo.

Las primeras casas se levantaron en la Plaza de Mosquera, que inicialmente llevó el nombre en honor al presidente de la época, Tomás Cipriano de Mosquera. La junta administradora, presidida por Palau, incluía personalidades como Antonio Henao, Simón Castaño, Pedro Vicente Henao, Alejandro Echeverri, Aurelio Buitrago, Bruno Arias y Joaquín Buitrago. En ese año, el poblado abarcaba más de 14,000 hectáreas de territorio. Posteriormente, en 1866, se aprobó la creación del distrito municipal de Nueva Salento, por decisión del gobierno del Estado Soberano del Cauca, y se nombró como primer alcalde al señor Rafael Ocampo.
Con el tiempo, los colonos de la villa cedieron terrenos y decidieron fundar poblados en toda la región del Quindío, como Filandia, Circasia, Calarcá, Armenia y Montenegro. Estos movimientos de desarrollo marcaron el inicio de la colonización hacia el sur de la región.

A pesar de los movimientos colonizadores, Salento sufrió cambios en su estatus municipal a lo largo de su historia. En 1897, la Asamblea del Cauca retiró su condición de distrito municipal y la otorgó al entonces Corregimiento de Armenia. Sin embargo, esta decisión se revocó en septiembre de 1898, devolviendo a Salento su estatus de municipio.
Poco después, las guerras civiles, incluida la Guerra de los Mil Días, llevaron a que nuevamente se suspendiera la condición de municipio para Salento. En su lugar, se concedió provisionalmente a Armenia, con el objetivo de proteger los archivos públicos resguardados en el poblado. Tras la guerra, las autoridades ratificaron a Armenia como distrito en 1903, y Salento se confirmó como Corregimiento pero dentro del Distrito de Filandia. Sin embargo, en septiembre de 1908, Salento recuperó su estatus de distrito mediante el Decreto 995 de 1908, firmado por el gobierno nacional. Pocos meses después, en 1905, se convirtió en municipio dentro del departamento de Caldas.

A lo largo del siglo XX, la dinámica de Salento cambió. Perdió su condición estratégica para la economía local debido a la disminución de la importancia del Camino Nacional. Varios factores contribuyeron a esta pérdida, incluida la insistencia de algunos dirigentes regionales en trazar el corredor férreo entre Armenia e Ibagué por Calarcá en lugar de Boquía. Además, la apertura de una vía vehicular en esa zona reemplazó al ferrocarril, a pesar de las mejoras realizadas en el corredor entre Salento y el corregimiento de Toche, en la jurisdicción de Ibagué .
A pesar de su historia tumultuosa, Salento se consolidó como un pueblo agrícola, destacándose especialmente en el cultivo de la papa, en particular la variedad local conocida como “salentuna”. Este enfoque agrícola lo convirtió en el mayor productor de cultivos de clima frío en el nuevo departamento del Quindío.

En 1960, Salento y sus grupos cívicos se unieron a la campaña a favor de la autonomía regional de la provincia de la hoya del Quindío, que en ese momento formaba parte del departamento de Caldas. Finalmente, el 19 de enero de 1966, por votación del congreso, se creó el departamento del Quindío. Desde entonces, Salento pasó a formar parte de este nuevo departamento a partir del 1 de julio del mismo año.
En 1985, durante el gobierno de Belisario Betancur, el Congreso de la República aprobó la Ley 61 de 1985, que adoptó la Palma de Cera como árbol nacional. En ese momento, Salento se convirtió en un destino turístico emergente en la región. En la vereda Cocora, se establecieron los primeros restaurantes, criaderos de trucha y alquileres de caballos para que los visitantes conocieran de cerca este árbol nacional.